Ed Sulliband


lunes, 23 de marzo de 2009

Te regalo las luces que verás al cerrar tus ojos...



...Es que hay tanto ruido blanco que no puedo oírte, tanta gente vulgar que no puedo verte, tantos sueños derrumbados que no puedo despertarte, tantas flores ajenas que ninguna puedo darte...

Through the rainbows
Ya no es más oscuridad,
(revelión de los colores)
dictadura hay en mis ojos,
y en mis sueños no hay sabores.
Amanece en nuestro cosmos,
con un cielo de magenta,
Y hacen sombras los albores,
para ver si así te encuentra.
Pero hay luz en la penumbra,
coloreando confusiones,
una luz que todo alumbra,
en un marco sin razones,
y es que hay tanto alrededor,
tanto ruido de explosiones,
tantos gritos de penurias,
que no se oyen tus canciones.

lunes, 16 de marzo de 2009

Si, soñé que te amaba...

...pero al despertar eras tan real como el negro de tus ojos, tan profundos, tan brillantes, tan absorbentes...



En mis sueños ya no estabas.
Me miraste una y mil veces,
y otra más, y nuevamente.
Y tus ojos parecían ser tan fuertes
que en silencio me quedé.
Mientras tanto me mirabas,
y yo sin saber por qué,
caminando me marché.
Y pensando en tu mirada,
en tus ojos, y en mi nada,
me traté de convencer,
que tal vez será mañana,
o tal vez no vuelva a ser.



jueves, 5 de marzo de 2009

Hasta la muerte lloraría...


Debe continuar.

Con mi llanto le di vida a una poesía,
con mis lágrimas murieron las tormentas.
Ya te has ido y me di cuenta que al invierno
siempre pone su final la primavera.

Los sopranos ya no calan en mis huesos como antes; los inviernos y la lluvia me entristecen, no como antaño que me daban alegría y un motivo para acostarme, sentir su perfume y abrazarla. Entonces escribo, creyendo que las palabras plasmadas en el papel lograrán mitigar el dolor y llenar el vacío que llevo dentro. Escribo, para que pase el tiempo, con la esperanza de que mi alma sane con el nuevo día, pues ya han pasado tres semanas y el dolor sigue en aumento. Escribo, y las palabras fluyen con melancolía, nacen muertas en mis manos y oscurecen el papel. No distingo la belleza de las letras, ni el aroma de la tinta; no valoro aquellas fotos dadas vuelta, ni el retrato que perdura en la pared.

Hoy es el primer día en que lloro por tu ausencia, y siento que todo gira en mi cabeza, todo esta desordenado en mi interior. Decido desordenar mis creaciones también. Cambio los roles de mi poesía. Cuelgo cuadros en las hojas, y escribo los sonetos al revés. Comenzando en la muerte y volviendo para atrás. La caligrafía mueve mi muñeca, y ésta forma las imágenes en mi mente, que luego se transforman en nostalgia, en recuerdos, en vivencias, en su amor, en su compañía, en ella... ¡Ella por fin vuelve a mis brazos! Y la siento, la acaricio, la beso, la escucho, la acepto y la deseo, siempre retrocediendo en el tiempo, y se va nuevamente. Pero es distinto ahora, ya no la conozco, ya no tengo recuerdos de ella en mi mente ni en mi corazón, ya no tengo su perfume en mis frazadas ni el anhelo de volverla a ver, porque nunca la vi, porque nunca ha sido mía, porque nunca he sido de ella.

El papel de la poesía se destruye bajo la punta de mi lápiz y el sol sale allí afuera, yo sonrío esta vez. Respiro el aroma de la lluvia que se fue, de quebrachos y abedules remojados, de la hierba que humedece mis pies. Lleno mis pulmones de placer, lleno mi sonrisa de alegría.